El 31 de julio de 2009 nos dejaba el Canario Luna. El cáncer le ganó la última batalla, pero nos queda el recuerdo de su timbre inconfundible, su personalidad controvertida e irreverente, sus memorables interpretaciones de letras emblemáticas de nuestra música popular. Más de 40 años vinculado al carnaval, el Canario se subió a los tablados por primera vez con 12 años y se ganó el apodo en 1966 por un personaje que hizo con Don Timoteo. La última murga que contó con su presencia fue La Clarinada, en el año 2000.
El nunca se creyó un artista profesional. Afirmaba «yo no canto, grito» y decía que cantar era «una changa para comer con aceite».
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